Una colombiana en Australia: Ballarat Wildlife Park

Oh por Dios! la mejor experiencia del mundo. 

Hola a todos. Vuelvo con otra experiencia en este increíble país. En este caso me fui a uno de los parques naturales de Victoria donde los animalitos están casi en libertad. Llevo aproximadamente 8 meses en este país, y en todo ese tiempo no había ido a conocer los canguros. Increíble, lo sé! Estando en la tierra de estos animales era imposible irme sin conocerlos. 

El martes muy temprano, una de las compañeras de mi apartamento y yo nos arreglamos, nos vestimos y alistamos comida para un día de excursión en Ballarat, uno de los suburbios de Victoria que queda a aproximadamente 1,5 horas desde el centro del estado. Este lugar tiene un parque natural que permite alimentar a los canguros, ya que están acostados en el piso de la mayoría del parque, y cuenta con otros animales como el demonio de Tasmania, cocodrilos, una variedad de reptiles, wallabies, el canguro rojo, emúes, entre otros. La verdad, solo quería conocer los canguros, entonces ver el resto de los animales no fue más que un plus a toda la experiencia. 

Nos encontramos con otra amiga en la estación de Southern Cross, desde donde salen los trenes que van a los lugares más lejanos de Victoria, y compramos los tiquetes. Son AUD$28 ida y vuelta. Los compramos y salimos corriendo a tomar el tren ya que pasan cada hora. Lastimosamente, perdimos el tren. Es decir, esperamos una hora hablando y hablando mientras llegaba el siguiente que nos iba a llevar a Ballarat. ¿Qué aventura no tiene uno que otro contratiempo? 

Hora y media en un tren que es bastante cómodo, a decir verdad, más de lo que yo esperaba. Cuenta con baños bastante limpios, portavasos, basureros, entre otras amenidades que hacen que el viaje sea placentero. Aparte de esto, los paisajes camino a Ballarat son hermosos, entonces... no me puedo quejar. 

Una vez se llega a Ballarat, se tiene que tomar un bus para que te lleve al parque. Pues nosotras, en medio del frío y de estar preguntándole a todo el mundo cuál bus nos servía, vimos pasar el que nos iba a llevar a nuestro destino-de nuevo. Es decir, 38 minutos en la estación sentadas a que llegara el nuevo bus. Sirven el número 8 y 9, por si algún día están por acá. 

Llegamos a nuestro destino, completamente felices y expectantes porque queríamos conocer a estos animales que al segundo que los vimos, robaron nuestro corazón. Y hablo en plural porque nos enamoraron a las 3. Pagamos la entrada, compramos la comida de los canguros y entramos. Allí estaban esos, acostados en el pasto. Unos durmiendo, otros viendo a la gente a su alrededor y otros recibiendo la comida que teníamos para darle. Sinceramente, son peluches que respiran. Son lo más hermoso del mundo. Tienen una cara demasiado tierna y son supremamente suaves y mansos. Los acaricié, los alimenté, estuve a punto de darles besos pero no lo hice por cuestiones de higiene, aunque ganas no me faltaron. 












Tomamos mil y unas fotos con estos animales, vimos a los bebés dentro de la bolsa de la madre, los vimos saltando, los vimos en su hábitat, rodeados de personas a las cuales están completamente acostumbrados. Recorrimos el parque en menos de una hora. Es pequeño pero tiene varios animales, entre ellos un cocodrilo GIGANTE con el cual hacen como shows, pero en este día el auditorio estaba cerrado. Siempre hacen espectáculos, a cada hora o cada 2 horas con los animales que están ahí, siempre respetándolos y cuidando que no sean maltratados, cabe aclarar. 
















Terminamos la tarde almorzando en el café del lugar, donde la comida es buena y a un buen precio. La verdad era más económica de lo que yo esperaba. 

Salimos del lugar a esperar de nuevo el bus, y corriendo llegamos a la estación del tren. A las 5:10 pm estábamos de nuevo en el apartamento.

Terminamos felices, con el corazón lleno de amor por estos increíblemente dóciles animales que robaron mi corazón por siempre. 

Nat. 



0 comentarios:

Publicar un comentario