La cholupa

Sé que es un nombre bastante peculiar, pero ¿qué más se le puede pedir a un país tan tropical como Colombia?. Nuestra herencia indígena hace que tengamos nombre extraños para el resto del mundo, incluso para nosotros mismos. La cholupa, una hermosa passiflora que crece en los andes suramericanos, ha sido motivo de orgullo mío por muchas razones. 

La primera razón es que gracias a ella me pude graduar de gastronomía, ya que fue nuestro proyecto de grado. La investigación alrededor de esta fruta me permitió conocer su cultivo en Rivera, Huila, y toda la cultura que se desarrolla a través de la misma. Cuando viajamos con mis compañeras de investigación al Huila, nunca pensamos que nos íbamos a enamorar de la manera que lo hicimos de este producto. Es una fruta con muchas características organolépticas que la hacen única, exótica y deliciosa. Es realmente una buena oportunidad para hacer conocer el producto colombiano en el mundo, ya que su sabor es apto para todos los gustos. Ni muy ácida, ni muy dulce, tiene la mezcla perfecta de sabores y aromas. 

La segunda razón es que gracias a ella, llegamos al segundo puesto en la primera edición del concurso Colombia Cocina Su Historia, creado por unos compañeros de la Universidad que busca rescatar la gastronomía colombiana y toda la riqueza que en ella hay.

Cholupa sin cosechar
La cholupa es hermosa, por muchos motivos, pero uno de ellos es que su fruta crece en una planta trepadora, que tiene que estar a temperatura relativamente alta (lo pudimos comprobar estando en ese calor de Rivera), y cuando la fruta está lista para el consumo humano, es decir, ha alcanzado la madurez suficiente, ella misma cae al suelo. No hay necesidad de adivinar si está o no, ella misma avisa cuando es hora de ser consumida. Del suelo se recoge y se selecciona, se empaca en bolsas de plástico gigantes y está lista para ser comercializada en la zona. En Rivera la usan normalmente para jugos, helados (deliciosos si debo añadir), y uno que otro postre. La cáscara de la cholupa es de un color verdoso, pero es normal, no quiere decir que esté "biche" y no se pueda consumir. 

De hecho, este ha sido una de las barreras más grandes que ha tenido esta fruta para poder entrar en el mercado bogotano, y es que se tiene la concepción de que la fruta que está verde está sin madurar. Por ello, la cholupa se pudre en las estanterías de las plazas de mercado, y al final, la dejan de traer. Gran pérdida para el paladar bogotano, que necesita conocer un poco más de lo que se produce en las hermosas tierras colombianas. 

Bultos de cholupa para comercializar
Creo que una de las cosas que más me enamoró del viaje, no solo por poder conocer este hermoso cultivo, la hermosa gente que nos recibió y abrió sus puertas sin preguntar dos veces para mostrar su fruta insignia, fue conocer la flor de la cholupa. De color rosáceo violeta, es una flor que te atrae, no solo por la vista, sino por el olor también. Una tonalidad dulce la caracteriza y la hace tan atractiva al humano y a los animales. Esta flor me recuerda la belleza que voy a tener a la mano siempre que viaje por Colombia. En cada rincón de este país hay bellezas como esta, y ha sido un placer para mi poder conocer un poco. Sé que hay mucho de Colombia por recorrer, pero cada cosa que veo en este país me enamora. ¿Y cómo no enamorarse de este país?

Flor de cholupa
Quiero terminar agradeciendo a mis compañeras de trabajo, son lo mejor! Sin ellas no hubiera podido lograrlo. Quiero terminar animando a las personas a conocer esta fruta, este país lleno de cosas hermosas como la cholupa y muchas frutas más. Quiero terminar diciendo que estoy agradecida con Dios por permitirme nacer en este país. 

Espero que les haya gustado. 

Gracias!

0 comentarios:

Publicar un comentario